jueves, agosto 31, 2006

 

Sesión 8: La forma del relato

Previo

Una última duda puede quedar después de haber cumplido, vigilado diríamos, todo el proceso en el que hemos descompuesto la escritura de ficción: la forma que llevará el relato definitivo, cómo será presentado al lector.
Al hablar de escena y narración mostramos que cada paso del relato presenta, entrelazados, información y emoción, ahora nos planteamos de qué forma se presenta esta mezcla para terminar de sellar el sueño vívido y continuo.

La naturaleza del relato

Tenemos que ver ésta no sólo como una preocupación de los momentos finales del relato, sino también como una clave que nos garantiza manejar satisfactoriamente aspectos como el tono general, según hemos revisado en la segunda sesión.
La primera pregunta que debemos hacernos es: ¿el material del cual se compone el relato es escrito o hablado?

De esta manera, tenemos una forma de controlar la verosimilitud de nuestra representación de la realidad. Sabemos que colocar a un personaje en un monólogo que no sea de carácter interno sino que realmente sea hablado es una estrategia que debe estar muy justificada, que en un diálogo dos personas no responden de manera perfecta a los planteamientos que se hacen entre sí, que en los documentos, por lo general, se cuidan las formas retóricas, se respeta la puntuación, la redacción es casi rígida.

Si lo tomamos más detalladamente, podemos ver que dentro de la categoría escrita podríamos conseguir dos subcategorías: lo que está escrito de manera íntima, casi como un diario personal y lo que se escribe para ser leído por otras personas (siempre desde el punto de vista de su función en el relato). Los documentos de los Idus de marzo entran en esta segunda categoría, a continuación un ejemplo de una reflexión íntima.

De Hambre de Knut Hansum:
"Estoy despierto en mi cama en la buhardilla; oigo las seis campanadas en el reloj de abajo; ya hay bastante luz y la gente comienza a moverse por las escaleras. Junto a la puerta, donde la pared de mi habitación está empapelada con números atrasados del Morgenbladet, distingo claramente un edicto del Director General de Faros, y un poco a la izquierda, un grasiento y suculento anuncio del panadero Fabián Olsen, que vende pan fresco."


La libertad ideal

Sin lugar a dudas, este es un momento donde el escritor, desde las personalidades tradicionales a las experimentales, puede ejercer un control absoluto sobre lo que quiere hacer, como hemos mencionado otras veces: si funciona, está bien ejecutado.
Se puede partir de "Había una vez..." u optar por alguna forma extraña, comenzar, por ejemplo, con unos puntos suspensivos. Luego se podría presentar el cuento en una sola unidad (como observamos al leer El milagro secreto de Borges), dividirlo en partes de manera explícita (numerando o nombrando las partes) o que la separación sea disimulada, que cada párrafo pertenezca a una de esas partes y se alterne. Lo importante, nuevamente es el resultado.
No podemos hablar de fórmulas, conformarnos con presentar ejemplos es adecuado.

Seudo ensayístico: Bartleby & Compañía
Experimental: Pálido fuego
Epístola/Monólogo: De profundis

Punto de vista personal

La forma suele venir dentro del relato, de la observación detallada del mundo que estamos representados, del conocimiento de los personajes, de su forma de vida, de sus intereses, de su mayor o menor facilidad para comunicarse. También de la visión del escritor sobre el mundo que narra: lo cómico buscará formas directas, lo irónico y satírico podría despreciar y distanciar a través de formas documentales rebuscadas, lo trágico podría trabajar con diálogos.
Hay muchos experimentos hechos: siguiendo patrones de cartas de tarot, de obras musicales, impulsos tomados como préstamo de artes como el cine. Sólo se puede volver a una verdad no sólo de este tema sino de toda la construcción de ficción: funciona si el lector es invitado y retenido, con su aprobación (aunque no siempre complaciente, a veces el morbo de los desconocido y rechazado en otras circunstancias basta), en un mundo donde transcurre una historia; y si funciona, es correcto.

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